De San Juan a San Francisco es la fecha oficial de la temporada de lluvias de la esplendorosa ciudad, el aire vuelve a ser limpio, mientras los aromas de la la tierra y las rocas perfuman el aire al caminar, reverdece la vida.
Flanqueada por sierras, al sur Ajusco Chichinautzin, al poniente la de las Cruces, al norte la de Guadalupe y al oriente la Sierra Nevada a la que pertenecen el Parque Nacional Izta-Popo Zoquiapan; se encuentra la cuenca endorreica mejor conocida como Valle de México, en la cual se ubica la actual Ciudad de México, ha sido favorecida por la presencia de lluvia y gran biodiversidad con especies endémicas, formó un lago cuya extensión es aproximadamente la mitad del área ocupada por la actual Ciudad de México, al no ser un lago profundo durante la temporada de sequía reducía sus niveles y formaban 5 lagos Texcoco, Xochimilco, Chalco, Xaltocan y Zumpango.
La cuenca fue habitada desde hace más de 20 mil años en ciudades como Cuicuilco. Cuando en 1325 es fundad la ciudad de México-Tenochtitlan en un pequeño islote que fue convertido en una gran ciudad basándose en el uso de las chinampas con materiales orgánicos y lodo extraído del lecho del lago aprovechando el periodo en que sus aguas descendían , gracias al piloteado de madera que se hizo de sus grandes edificios, estos pudieron erigirse y mantenerse en pie. Sólo los grandes imperios del mundo dominaron el uso de sistemas de ingeniería como el acueducto y el azteca no fue la excepción, con agua traída desde el poniente de del lago se abastecía de agua fresca a la gran ciudad, denominada por sus conquistadores la Roma de América comunicada por grandes calzadas hacia los cuatro puntos del lago, con un sistema complejo de diques y albarradones el más famoso de ellos el de Nezahualcóyotl construido en el siglo XV para poder dividir las aguas salobres de las dulces y poder controlar los niveles de agua para prevenir inundaciones como ocurriera en 1328 o 1449 la de este último año es la que daría pie a la construcción del mismo, con él se dividía al lago en dos aprovechando las diferencias de niveles entre la zona poniente y oriente, el albarradón cruzaba desde lo que en la actualidad es Azcapozalco hasta Iztapalapa.
A pesar de que se presentaron inundaciones en Tenochtitlán, fueron escasas y moderadas a excepción de 3 ocurridas en 1469, 1498 en el que el nivel del lago subió cerca de los 2 metros, y la de 1502, gracias a su respetuosa convivencia con su entorno del cual no se sentían ajenos y comprendían la vital importancia de mantener un correcto y armónico trato, pues además de su cosmogonía influía el hecho de que dependían cien por ciento del entrono, la agricultura, la protección de su ciudad, la salud dentro de la misma, sus medios de transporte, y su interés en la botánica, las ciencias, la herbolaría, la zoología, etc., permitirían que tan lógica y estrecha relación tuviera lugar.
Bernal Díaz del Castillo escribiría:
La llegada de la escoria europea en busca de libertad y riqueza traería consigo una ola de destrucción irracional de culturas que quedaron más allá de su capacidad de comprensión que sólo podría ser revertirse hasta la llegada de la ordenes religiosas que traerían consigo el conocimiento e interés por aprender de las culturas que sus antecesores arrasaban a diestra y siniestra. Parte de esa destrucción sería la del sistema de ingeniería hidráulica que se había desarrollado en lago, sin entender el delgado balance que se rompería.
Se construiría la nueva y portentosa ciudad sobre las ruinas de la capital azteca utilizando su trazado y aprovechando sus piedras, una ves destruidos diques y albarradones se da paso a rellenar canales y acequias, que si bien no fue la totalidad si tendría importantes repercusiones sobre el destino de la ciudad. Las calles empedradas tenían que repararse constantemente debido al intenso tráfico que sobre ellas circulaba convirtiéndolas en lodazales y de niveles irregulares. La ciudad sufriría de condiciones insalubres y sería victima de grandes así como frecuentes inundaciones como las de 1555, 1580, 1607, 1615, 1623 o la de septiembre 20 1629 que después de 36 horas de lluvia dejando 30,000 muertos y miles de refugiados en ciudades como Puebla dicha inundación duraría 5 años . La primer gran inundación la de 1555 haría que entendieran la importancia de las grandes obras hechas en la época prehispánica y se intentaría reconstruir el albarradón de Nezahualcóyotl. En los siglos XVII y XVIII también se construirían los acueductos de arco para llevar agua potable a la ciudad.
Lamentablemente las acciones tomadas serían el principios de una serie de desafortunadas acciones que cambiarían radicalmente el rostro y condiciones de la cuenca y sus alrededores en los años y siglos venideros, se decide desecar el lago y así como Enrico Martínez dirige las obras del primer desagüe artificial de la cuenca, Nochistongo, de 1607 a 1608. El socavon de Nochistongo sería clausurado por el virrey marqués de Gelves y conde de Priego en marzo 7 de 1623 por considerarlo costoso y de dudosa eficacia, también mandaría a destruir el dique del río Cuautitlán que era tributario de la laguna de San Cristobal y el lago de Texcoco pero en 1640 se reanudarían los trabajos en el Tajo de Nochistongo para convertirlo en un tajo a cielo abierto y es hasta 1789 cuando se concluye con sus 2241 metros y un aproximado de 30,000 muertos en su construcción .
Ya en la vida del México independiente de España las cosas no mejoraron y nuevamente se vuelen a tomar decisiones lamentables cuyo único objetivo es continuar la desecación del lago Maximiliano de Habsburgo autorizó el proyecto y Francisco de Garay comenzó formalmente los trabajos del Gran Canal del Desagüe y el Túnel de Tequixquiac que serían inaugurados en 1900 por Don Porfirio Díaz, mismo que que en 1906 comenzó la construcción del acueducto entubado para transportar agua de los manantiales de Xochimilco que podemos observar actualmente sobre la avenida División del Norte y por primera vez se realizaría un pozo profundo para obtener lo que por siglos había estado a ras de piso, el agua, aunque la profundidad de 9 metros en nuestros días parecería no ser tan impresionante y en 1927, Se excavarían pozos con bombas en los manantiales de San Luis Tlaxialtemalco.
Para 1920 las inundaciones serían se nuevo un tema a resolver, desgraciadamente en una ciudad de historia lacustre se siguieron tomando decisiones de no convivir con el agua y tratarla cómo una amenaza y no cómo un elemento fundamental de la construcción de la ciudad. Por el otro lado el agua se necesita para la vida pero se decide extraerla de la tierra y para 1930 se extraía agua de 350 pozos profundos a los cuales se les anexarían los primeros 18 pozos profundos, de entre 100 y 200 m, lo que marca el comienzo de la explotación intensiva del manto acuífero en 1936, con lo cual para 1940 la sobrexplotación de los mantos acuíferos eran ya un problema serio para una ciudad pocas décadas aún era lago a la cual se seguía desecando no sólo con los desagües anteriores sino también anexándole nuevos como el túnel adicional al de Tequixquiac entre 1937 y 1942.
Más allá de edificios inclinados por el suelo fangoso, los graves problemas que acehcaban a la ciudad por el mal manejo del agua se evidenciaban desde 1925 cuando se presentaron inundaciones, se pretendió argumentar que el alcantarillado estaba mal calculado por lo cual el ingeniero Roberto Gayol revisó los niveles de los principales colectores y se percató de que gran parte de ellos estaban 50 cm por debajo de los registros anotados en bitácora y con los cuales estaban diseñados. Era irrefutable, la ciudad se hundía.
En una ciudad de lo irracional, en la cual se deseca una cuenca y convierte su ríos en drenajes para extraer el agua del subsuelo e importarla de otras cuencas y ríos para saciar su incontrolable se, en 1950 se extraía agua de 700 pozos a los que un año después se adheriría el inaugurado Sistema Lerma, al mismo tiempo que se da paso a la construcción de grandes plantas de bombeo de los colectores principales al Gran Canal y el incremento sustancial de la capacidad de éste mediante la ampliación de las secciones y la construcción del segundo túnel de Tequixquiac, que se terminó en 1954.
Sueños de modernidad y anhelos de prosperidad dejan fuera a las condiciones de riqueza natural de una ciudad que nació del agua. En 1952, se construyó el viaducto Miguel Alemán, al entubar el río La Piedad, resolviendo el problema de los desechos y aguas negras mandándolos al río. A esto le siguió de otros más, parte del río Mixcoac, la totalidad del río Churubusco, el río Consulado, La Piedad y parte del río de la Magdalena, convirtiéndolos en drenajes.
1967 sería el año del desdén total por el agua, para considerarla como enemigo a vencer con la con los inicios de la construcción del drenaje profundo cuya primer etapa se concluiría ocho años después y en 1978 inician los trabajos del sistema Cutzamala que culminarían en 1982.
Como resultado de las medidas utilizadas para el abastecimiento y desalojo de aguas, 1980 se convirtió en el año cero pues la pendiente del canal, que permitía el escurrimiento de las aguas, ha pasado de los 19 cm/km que tenía en 1910 a 0 cm/km lo cual era apenas uno de los primeros síntomas que se presentarían a causa de la desecación del lago y la extracción de los freáticos, la ciudad se hundía y ahora no sólo habría que bombear y llegar más profundo para llegar al agua que saciaría su sed sino también para desalojar sus residuos.
El panorama en un futuro cerca no resulta más prometedor, las grandes obras de infraestructura de esta parte del siglo XXI se han enfocado a seguir sacando las agua residuales a otras cuencas con prácticamente nulo tratamiento de ellas, muestra de ello es el Túnel Emisor Oriente cuya construcción inició en 2008 que se prevé quede listo hasta 2014 y cuyos primeros 10 km de 62 totales, se pusieron en marcha el pasado 14 de junio. En cuanto al abasto el panorama no es mejor, pues en pasados meses se anunció el descubrimiento de un manto freático a casi 2 km de profundidad en Iztapalapa lo cuál nos indica que el abastecimiento de agua de esta ciudad seguirá siendo gracias a la extracción.
Es irreal que no obstante el hundimiento de la ciudad que ya es se pretenda seguir extrayendo agua del subsuelo para satisfacer el 70% de la demandad de esta ciudad y traer el otro 30% de del Sistema Lerma-Cutzamala bombeandolo 1 km arriba, ( mismo 30% que se estima se pierde en fugas) para después bombear fuera de la cuenca hacia el río Pánuco, en una ciudad dónde la precipitación pluvial es 600 mm al año pero que las mediciones han demostrado un incremento a cerca de los 900 mm, en los últimos años y que lamentablemente también desperdiciamos de una manera soberbia y arrogante mandándola a al drenaje, pues en la ciudad del asfalto sólo el 30% del agua que se extrae se repone por falta de suelo permeable.
Las colonias populares, las que más padecen en una ciudad que muere gota gota por la sed llevan en parte su penitencia, en predios ocupados por invasiones, casas con cero metros cuadrados de áreas verdes por las cuales pueda filtrarse el agua, han crecido sobre la ciudad de una forma apabullante desde la segunda mitad del siglo XX, así la desecación del lago dio paso a una ciudad en 1949 de 92 kilómetros cuadrados a 1,350 para el año 2000 con lo que desbordaba los límites políticos y geográficos del DF y se extendía a hacía los estados vecinos de México e Hidalgo y tal parece pronto devorará a otro no tan distantes como Querétaro si no se toman acciones drásticas para impedir el irracional y desmedido crecimiento de esta ciudad. Esta capa gris que cubre la mayor parte de la ciudad parece haberse declarado la antitesis de la lógica y la preservación de la vida misma, lo que antes eran bastos bosques, milpas y campos de cultivo, zonas chinamperas, lagos dulces y también salobres, hogar y refugio para aves migratorias y propias hoy se ha convertido en la alusión de una ciudad en medio del desierto, una zona de guerra, que lo mismo podría ser Basra que Bagdad.
La mancha gris que ha conformado el cinturón de miseria ha crecido a expensas de un lago desecado que a su paso dejo un terreno salitroso poco firme y no apto para la construcción de vivienda por un lado y por el otro sobre la serranía cuyos escurrimientos dieron origen al gran lago, más allá si la ciudad creció por políticas económicas, sociales, de seguridad, o cualquier otra, ya ha sucedido y es responsabilidad nuestra mejorar las condiciones de vida, es momento de realizar nuestras propias acciones no sólo ser más conscientes en el uso del agua , cedamos ese horrible color gris que cubre banquetas, patios, el agua no es un enemigo a vencer, es un aliado en la construcción de la ciudad.
En 1925 el pretexto de las inundaciones era un drenaje mal calculado, ahora es un drenaje tapado por basura, evidentemente es parte del problema más no es el elemento más importante, recordemos que estamos sobre el lecho de un antiguo lago y el agua siempre reclamara lo que por derecho es suyo, estamos sobre un suelo que ya no es permeable, montañas que en lugar de funcionar como una esponja ahora se convierten como aceleradores del agua que cae hacia la cuenca por los ríos de estrato negro por los que flotan canoas con ruedas.
La poca inteligencia que se ha mostrado desde siglos atras para el tratamiento de agua sigue imperando y no se toman en cuenta a las voces que se han alzado para proponer situaciones en las que el agua se trata como un medio para hacer ciudad y no como un deshecho peligroso, desde Elías Cattan con la regeneración de ríos urbanos, hasta el proyecto ambicioso que es México Ciudad Futura por Alberto Kalach, Teodoro González de León y Juan Palomar el cual pretende recuperar la ciudad lacustre.
Nueva York tiene al Hudson, París al Sena, Londres al Támesis, Tokio al Tama, la mayor parte de las grandes ciudades del mundo fueron fundadas cerca de importantes cuerpos de agua que pudieran asegurar su abasto, en México hemos despreciados los nuestro y los hemos secado o convertido en vertederos y basureros.
Somos una ciudad que consume 32,000 lts/seg en una ciudad que consume por habitante más del doble necesario por día con una dotación promedio de 300 lts/persona y en colonias de alto nivel adquisitivo este se aumenta a 600 lts/persona mismos que enviamos fuera de la ciudad, a esta cantidad habría que adicionarle la de la lluvia que no aprovechamos. Hemos convertido a los 70 ríos que desembocaban en el lago en drenajes entubados. Desecamos un lago y hemos desertificado el paisaje, devorado laderas y barrancas y puesto en un punto de equilibrio muy crítico a la viabilidad de la vida de esta ciudad. No esperemos acciones que nadie vendra a hacer por nosotros y comencemos a actuar con nuestros propios granos de arena.
A pesar de que se presentaron inundaciones en Tenochtitlán, fueron escasas y moderadas a excepción de 3 ocurridas en 1469, 1498 en el que el nivel del lago subió cerca de los 2 metros, y la de 1502, gracias a su respetuosa convivencia con su entorno del cual no se sentían ajenos y comprendían la vital importancia de mantener un correcto y armónico trato, pues además de su cosmogonía influía el hecho de que dependían cien por ciento del entrono, la agricultura, la protección de su ciudad, la salud dentro de la misma, sus medios de transporte, y su interés en la botánica, las ciencias, la herbolaría, la zoología, etc., permitirían que tan lógica y estrecha relación tuviera lugar.
Bernal Díaz del Castillo escribiría:
"Y desde que vimos tantas ciudades y villas pobladas en el
agua, y tierra firme otras grandes poblaciones, y aquella
calzada tan derecha y por nivel que iba a México, nos
quedamos admirados, y decíamos que parecía a las cosas del
encantamiento que cuentan en el libro de Amadís, por las
grandes torres y cúes y edificios, que tenían dentro
en el agua, y todos de calicanto, y aún algunos de nuestros
soldados decían que si aquello que veían si era entre sueños."
Se construiría la nueva y portentosa ciudad sobre las ruinas de la capital azteca utilizando su trazado y aprovechando sus piedras, una ves destruidos diques y albarradones se da paso a rellenar canales y acequias, que si bien no fue la totalidad si tendría importantes repercusiones sobre el destino de la ciudad. Las calles empedradas tenían que repararse constantemente debido al intenso tráfico que sobre ellas circulaba convirtiéndolas en lodazales y de niveles irregulares. La ciudad sufriría de condiciones insalubres y sería victima de grandes así como frecuentes inundaciones como las de 1555, 1580, 1607, 1615, 1623 o la de septiembre 20 1629 que después de 36 horas de lluvia dejando 30,000 muertos y miles de refugiados en ciudades como Puebla dicha inundación duraría 5 años . La primer gran inundación la de 1555 haría que entendieran la importancia de las grandes obras hechas en la época prehispánica y se intentaría reconstruir el albarradón de Nezahualcóyotl. En los siglos XVII y XVIII también se construirían los acueductos de arco para llevar agua potable a la ciudad.
Lamentablemente las acciones tomadas serían el principios de una serie de desafortunadas acciones que cambiarían radicalmente el rostro y condiciones de la cuenca y sus alrededores en los años y siglos venideros, se decide desecar el lago y así como Enrico Martínez dirige las obras del primer desagüe artificial de la cuenca, Nochistongo, de 1607 a 1608. El socavon de Nochistongo sería clausurado por el virrey marqués de Gelves y conde de Priego en marzo 7 de 1623 por considerarlo costoso y de dudosa eficacia, también mandaría a destruir el dique del río Cuautitlán que era tributario de la laguna de San Cristobal y el lago de Texcoco pero en 1640 se reanudarían los trabajos en el Tajo de Nochistongo para convertirlo en un tajo a cielo abierto y es hasta 1789 cuando se concluye con sus 2241 metros y un aproximado de 30,000 muertos en su construcción .
Ya en la vida del México independiente de España las cosas no mejoraron y nuevamente se vuelen a tomar decisiones lamentables cuyo único objetivo es continuar la desecación del lago Maximiliano de Habsburgo autorizó el proyecto y Francisco de Garay comenzó formalmente los trabajos del Gran Canal del Desagüe y el Túnel de Tequixquiac que serían inaugurados en 1900 por Don Porfirio Díaz, mismo que que en 1906 comenzó la construcción del acueducto entubado para transportar agua de los manantiales de Xochimilco que podemos observar actualmente sobre la avenida División del Norte y por primera vez se realizaría un pozo profundo para obtener lo que por siglos había estado a ras de piso, el agua, aunque la profundidad de 9 metros en nuestros días parecería no ser tan impresionante y en 1927, Se excavarían pozos con bombas en los manantiales de San Luis Tlaxialtemalco.
Para 1920 las inundaciones serían se nuevo un tema a resolver, desgraciadamente en una ciudad de historia lacustre se siguieron tomando decisiones de no convivir con el agua y tratarla cómo una amenaza y no cómo un elemento fundamental de la construcción de la ciudad. Por el otro lado el agua se necesita para la vida pero se decide extraerla de la tierra y para 1930 se extraía agua de 350 pozos profundos a los cuales se les anexarían los primeros 18 pozos profundos, de entre 100 y 200 m, lo que marca el comienzo de la explotación intensiva del manto acuífero en 1936, con lo cual para 1940 la sobrexplotación de los mantos acuíferos eran ya un problema serio para una ciudad pocas décadas aún era lago a la cual se seguía desecando no sólo con los desagües anteriores sino también anexándole nuevos como el túnel adicional al de Tequixquiac entre 1937 y 1942.
Más allá de edificios inclinados por el suelo fangoso, los graves problemas que acehcaban a la ciudad por el mal manejo del agua se evidenciaban desde 1925 cuando se presentaron inundaciones, se pretendió argumentar que el alcantarillado estaba mal calculado por lo cual el ingeniero Roberto Gayol revisó los niveles de los principales colectores y se percató de que gran parte de ellos estaban 50 cm por debajo de los registros anotados en bitácora y con los cuales estaban diseñados. Era irrefutable, la ciudad se hundía.
En una ciudad de lo irracional, en la cual se deseca una cuenca y convierte su ríos en drenajes para extraer el agua del subsuelo e importarla de otras cuencas y ríos para saciar su incontrolable se, en 1950 se extraía agua de 700 pozos a los que un año después se adheriría el inaugurado Sistema Lerma, al mismo tiempo que se da paso a la construcción de grandes plantas de bombeo de los colectores principales al Gran Canal y el incremento sustancial de la capacidad de éste mediante la ampliación de las secciones y la construcción del segundo túnel de Tequixquiac, que se terminó en 1954.
Sueños de modernidad y anhelos de prosperidad dejan fuera a las condiciones de riqueza natural de una ciudad que nació del agua. En 1952, se construyó el viaducto Miguel Alemán, al entubar el río La Piedad, resolviendo el problema de los desechos y aguas negras mandándolos al río. A esto le siguió de otros más, parte del río Mixcoac, la totalidad del río Churubusco, el río Consulado, La Piedad y parte del río de la Magdalena, convirtiéndolos en drenajes.
1967 sería el año del desdén total por el agua, para considerarla como enemigo a vencer con la con los inicios de la construcción del drenaje profundo cuya primer etapa se concluiría ocho años después y en 1978 inician los trabajos del sistema Cutzamala que culminarían en 1982.
Como resultado de las medidas utilizadas para el abastecimiento y desalojo de aguas, 1980 se convirtió en el año cero pues la pendiente del canal, que permitía el escurrimiento de las aguas, ha pasado de los 19 cm/km que tenía en 1910 a 0 cm/km lo cual era apenas uno de los primeros síntomas que se presentarían a causa de la desecación del lago y la extracción de los freáticos, la ciudad se hundía y ahora no sólo habría que bombear y llegar más profundo para llegar al agua que saciaría su sed sino también para desalojar sus residuos.
El panorama en un futuro cerca no resulta más prometedor, las grandes obras de infraestructura de esta parte del siglo XXI se han enfocado a seguir sacando las agua residuales a otras cuencas con prácticamente nulo tratamiento de ellas, muestra de ello es el Túnel Emisor Oriente cuya construcción inició en 2008 que se prevé quede listo hasta 2014 y cuyos primeros 10 km de 62 totales, se pusieron en marcha el pasado 14 de junio. En cuanto al abasto el panorama no es mejor, pues en pasados meses se anunció el descubrimiento de un manto freático a casi 2 km de profundidad en Iztapalapa lo cuál nos indica que el abastecimiento de agua de esta ciudad seguirá siendo gracias a la extracción.
Es irreal que no obstante el hundimiento de la ciudad que ya es se pretenda seguir extrayendo agua del subsuelo para satisfacer el 70% de la demandad de esta ciudad y traer el otro 30% de del Sistema Lerma-Cutzamala bombeandolo 1 km arriba, ( mismo 30% que se estima se pierde en fugas) para después bombear fuera de la cuenca hacia el río Pánuco, en una ciudad dónde la precipitación pluvial es 600 mm al año pero que las mediciones han demostrado un incremento a cerca de los 900 mm, en los últimos años y que lamentablemente también desperdiciamos de una manera soberbia y arrogante mandándola a al drenaje, pues en la ciudad del asfalto sólo el 30% del agua que se extrae se repone por falta de suelo permeable.
Las colonias populares, las que más padecen en una ciudad que muere gota gota por la sed llevan en parte su penitencia, en predios ocupados por invasiones, casas con cero metros cuadrados de áreas verdes por las cuales pueda filtrarse el agua, han crecido sobre la ciudad de una forma apabullante desde la segunda mitad del siglo XX, así la desecación del lago dio paso a una ciudad en 1949 de 92 kilómetros cuadrados a 1,350 para el año 2000 con lo que desbordaba los límites políticos y geográficos del DF y se extendía a hacía los estados vecinos de México e Hidalgo y tal parece pronto devorará a otro no tan distantes como Querétaro si no se toman acciones drásticas para impedir el irracional y desmedido crecimiento de esta ciudad. Esta capa gris que cubre la mayor parte de la ciudad parece haberse declarado la antitesis de la lógica y la preservación de la vida misma, lo que antes eran bastos bosques, milpas y campos de cultivo, zonas chinamperas, lagos dulces y también salobres, hogar y refugio para aves migratorias y propias hoy se ha convertido en la alusión de una ciudad en medio del desierto, una zona de guerra, que lo mismo podría ser Basra que Bagdad.
La mancha gris que ha conformado el cinturón de miseria ha crecido a expensas de un lago desecado que a su paso dejo un terreno salitroso poco firme y no apto para la construcción de vivienda por un lado y por el otro sobre la serranía cuyos escurrimientos dieron origen al gran lago, más allá si la ciudad creció por políticas económicas, sociales, de seguridad, o cualquier otra, ya ha sucedido y es responsabilidad nuestra mejorar las condiciones de vida, es momento de realizar nuestras propias acciones no sólo ser más conscientes en el uso del agua , cedamos ese horrible color gris que cubre banquetas, patios, el agua no es un enemigo a vencer, es un aliado en la construcción de la ciudad.
En 1925 el pretexto de las inundaciones era un drenaje mal calculado, ahora es un drenaje tapado por basura, evidentemente es parte del problema más no es el elemento más importante, recordemos que estamos sobre el lecho de un antiguo lago y el agua siempre reclamara lo que por derecho es suyo, estamos sobre un suelo que ya no es permeable, montañas que en lugar de funcionar como una esponja ahora se convierten como aceleradores del agua que cae hacia la cuenca por los ríos de estrato negro por los que flotan canoas con ruedas.
La poca inteligencia que se ha mostrado desde siglos atras para el tratamiento de agua sigue imperando y no se toman en cuenta a las voces que se han alzado para proponer situaciones en las que el agua se trata como un medio para hacer ciudad y no como un deshecho peligroso, desde Elías Cattan con la regeneración de ríos urbanos, hasta el proyecto ambicioso que es México Ciudad Futura por Alberto Kalach, Teodoro González de León y Juan Palomar el cual pretende recuperar la ciudad lacustre.
Nueva York tiene al Hudson, París al Sena, Londres al Támesis, Tokio al Tama, la mayor parte de las grandes ciudades del mundo fueron fundadas cerca de importantes cuerpos de agua que pudieran asegurar su abasto, en México hemos despreciados los nuestro y los hemos secado o convertido en vertederos y basureros.
Somos una ciudad que consume 32,000 lts/seg en una ciudad que consume por habitante más del doble necesario por día con una dotación promedio de 300 lts/persona y en colonias de alto nivel adquisitivo este se aumenta a 600 lts/persona mismos que enviamos fuera de la ciudad, a esta cantidad habría que adicionarle la de la lluvia que no aprovechamos. Hemos convertido a los 70 ríos que desembocaban en el lago en drenajes entubados. Desecamos un lago y hemos desertificado el paisaje, devorado laderas y barrancas y puesto en un punto de equilibrio muy crítico a la viabilidad de la vida de esta ciudad. No esperemos acciones que nadie vendra a hacer por nosotros y comencemos a actuar con nuestros propios granos de arena.
El problema del agua en Mexico es un problema serio, y según veo, un problema muy próximo.
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